El problema de la corrupción no atañe solo al gobierno, ni siquiera al Estado, sino a la sociedad en su conjunto. Solo cuando el ecosistema de control funciona, cuando el sector público, el sector privado y la sociedad civil trabajan sinérgicamente, es posible para una sociedad evitar que la corrupción se torne en un problema público fundamental que afecte significativamente la calidad y cobertura de los servicios públicos y deteriore drásticamente la confianza ciudadana en las instituciones y sus autoridades, convirtiéndose en un peligro latente para el desarrollo de nuestros pueblos y la consolidación del Estado Constitucional de Derecho. El nuevo modelo de control en Perú tiene un enfoque preventivo y no solo punitivo, es más efectivo y oportuno porque prioriza los servicios de control concurrente, posibilitando que se anticipe a actos de corrupción o inconducta funcional; además, que se han implementado nuevos servicios de control posterior, más céleres y específicos. No obstante, las bondades de un enfoque preventivo (siempre prevenir es mejor que curar), este modelo de control exige una ampliación significativa de la cobertura de las acciones de control y esto implica mayores dotaciones de recursos humanos y de infraestructura tecnológica. Es aquí donde se produce un binomio entre el control social a través de la participación ciudadana (lo que aumenta la cobertura de las acciones de control) y las TIC (al permitir de los ciudadanos dispongan de la información pertinente para contribuir con la fiscalización pública y los procesos de rendición de cuentas).
Supervisor General. Subgerencia de Planeamiento, Presupuesto y Programación de Inversiones. Contraloría General de la República (CGR). Perú
Jefe del Departamento de Participación Ciudadana. Paraguay
Directora Nacional de Participación Ciudadana. Panamá
Coordinador de Participación Ciudadana. Panamá